Contaminación, desigualdad y debilidad democrática aceleran el envejecimiento

Un estudio internacional publicado en Nature Medicine —una de las revistas científicas más influyentes en medicina— reveló que factores como la inestabilidad política, la desigualdad social y la contaminación ambiental pueden acelerar significativamente el envejecimiento humano. La investigación realizada por un equipo multidisciplinario de expertos de cinco continentes fue liderada por varios investigadores del BrainLat UAI.

La publicación analizó datos de más de 161 mil personas de 40 países, introduciendo una innovadora métrica llamada brecha de edad bioconductual (BBAG, por sus siglas en inglés), que mide la diferencia entre la edad cronológica y la edad predicha según la salud física, cognición, funcionalidad y otros indicadores biomédicos. Los resultados mostraron que vivir en contextos de alta desigualdad, aire contaminado o instituciones políticas frágiles puede acelerar el envejecimiento varios años más allá de lo esperado.

“Nuestra edad biológica refleja el mundo en el que vivimos. La exposición a aire tóxico, inestabilidad política y desigualdad no solo afectan a la sociedad, sino que también modelan nuestra salud”, señala el Dr. Agustín Ibáñez, director de BrainLat e investigador de la Escuela de Psicología UAI. “Debemos dejar de pensar en la salud cerebral como una responsabilidad puramente individual y adoptar un enfoque más ecológico y neurosindémico”.

Principales Hallazgos

El estudio empleó inteligencia artificial y modelos epidemiológicos para identificar cómo los entornos físicos, sociales y políticos influyen directamente en la salud cerebral y física. Los hallazgos indicaron un envejecimiento más acelerado en regiones como África y América Latina, en contraste con Europa Occidental, donde se observó un envejecimiento más saludable.

Entre los factores que más contribuyen al envejecimiento prematuro se identificaron: contaminación del aire, Desigualdad de ingresos y género, migración forzada, falta de representación política y democracias debilitadas.

El impacto de estas exposiciones no fue solo teórico: las personas con mayores BBAGs mostraron deterioro funcional y cognitivo más acelerado con el tiempo.

Implicancias para la política pública y la salud global

La investigación llama a redefinir el envejecimiento saludable desde un enfoque estructural. “Las estrategias de prevención deben considerar el entorno en el que viven las personas, no solo sus decisiones individuales”, afirma el equipo de investigación. El estudio enfatiza la urgencia de implementar políticas que reduzcan la desigualdad, mejoren el aire que respiramos y fortalezcan las democracias.

Desde la Escuela de Psicología UAI, esta publicación reafirma el compromiso con la generación de conocimiento de frontera que no solo explica fenómenos humanos complejos, sino que propone caminos concretos para el bienestar social y sanitario.

Accede a la publicación aquí.

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